Para la musa,
extraviarse es su delirio…
Y si en realidad pudiera
dejarme olvidada
en la siguiente línea que escribo.
Y si la melodía de tus ojos
cesara de danzar en ese nuevo trazo
que me forma.
Y si el giro que yo diera
no fuese el equivocado.
Y si la búsqueda calmara tanto,
como misma la saciedad del encuentro.
Quizás,
el caos es un filo
doble
y arriba los pies
flotando,
en el horror
del filo desnudo.
Como el hueco
de la voz
sedienta...
Para la musa,
un desgarrarse,
es su destino.
Yara Shnhky,
2016
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Información sobre la pintura: Musa calmando la tempestad o Safo arrojándose al mar de Miguel Carbonell y Selva, 1881
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